La tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) ha
revolucionado el funcionamiento de la economía. Se han redefinido los
modelos de negocio, se han globalizado las cadenas de suministro, se ha
transformado el diseño del lugar de trabajo, pequeñas empresas recién
nacidas se han convertido en monstruos multimillonarios y la sanidad y
la educación han sufrido cambios profundos.
Además de hacer más eficientes las empresas y los servicios, la TIC
tiene enormes posibilidades de aumentar las innovaciones, impulsar el
crecimiento económico y crear un empleo cualificado que es muy
necesario. Dados los esfuerzos del mundo desarrollado para mejorar su
competitividad y el interés del mundo en vías de desarrollo en mantener
su ritmo de crecimiento, ningún país puede permitirse el lujo de ignorar
estas oportunidades.
Mientras algunos países han consolidado su liderazgo en el panorama
digital, otros siguen muy atrasados y con pocos o ningún síntoma de
mejoría. Los países nórdicos, los tigres asiáticos y varias economías
avanzadas de Norteamérica y Europa occidental, como Holanda y Reino
Unido, siguen siendo los que tienen mejores índices de conectividad y,
gracias a ello, unas tasas de innovación muy elevadas que contribuyen a
impulsar su competitividad.
La
brecha digital afecta sobre todo a las personas mayores, a las mujeres y
a la población del tercer mundo y acentúa las diferencias entre los que
tienen acceso a las nuevas tecnologías, y los que no.
La educación es la única vía para alcanzar el desarrollo, y herramientas
como el internet son de las que no se puede prescindir en la era del
conocimiento. Es una herramienta que abre a un mundo de conocimiento
completo, de facilidades para la enseñanza. Tanto profesores como
estudiantes están a las puertas de un cambio radical en la enseñanza de
la educación. Lo que se debe de tener es el cuidado prudente para
bloquear todo el contenido obscuro que adormece en las web y que se
filtra muy fácil.